Cuando se trata de transportar mercancías, especialmente los alimentos, hay que hacerlo manteniendo su calidad en todo momento. Tanto sus propiedades nutritivas como su aspecto exterior deben estar en perfectas condiciones. Por eso, la utilización de un vehículo que conserve sus cualidades resulta fundamental. Dependiendo de tu actividad, la distancia que tengas que recorrer y la cantidad de mercancía que transportes, podrás elegir entre una amplia variedad de vehículos isotermos. A continuación, te explicamos sus características.
Diferentes vehículos para mantener los alimentos frescos
Los vehículos isotermos, normalmente suelen ser furgonetas, cuentan con una zona de carga recubierta por materiales aislantes. Se aísla todo: las paredes, el techo, el suelo, e incluso las puertas. Así se consigue impedir el traspaso de calor entre el exterior y el interior.
En cuanto a los vehículos refrigerados son algo más especializados que los isotermos. Además de tener una caja aislante (zona de carga), cuentan también con la ayuda de una fuente de frío, suministrada a través de hielo o gas. Con esa fuente de frío se consigue mantener permanentemente fría la caja. Este tipo de vehículos isotermos funcionarán perfectamente mientras la temperatura media exterior no supere los 30 grados.
Dependiendo de la temperatura que queramos mantener en la caja, existen hasta cuatro tipos de furgonetas refrigeradas:
- Clase A (RRA): hasta los 7 ºC
- Clase B (RRB): hasta los –10 ºC
- Clase C (RRC): hasta los –20 ºC
- Clase D (RRD): hasta los 0 ºC
Por último, un vehículo frigorífico tiene unas proporciones más grandes que los isotermos o los refrigerados, es ya un camión. Aparte de contar con una caja aislante, dispone de un dispositivo de producción de frío mucho más potente que en los modelos refrigerados. Este puede ser un grupo mecánico de comprensión o una máquina de absorción. Con él la caja se mantendrá fría, aunque el trayecto sea largo y las temperaturas del exterior muy elevadas.